La Alvarada: Un Viaje a las Raíces Medievales de Cañete

Imagen de portada del artículo: La Alvarada: Un Viaje a las Raíces Medievales de Cañete

Texto: Francisco J. VázquezFotos: IA

Cada año la noble villa de Cañete (en la provincia de Cuenca) se transforma en un escenario vibrante de historia y tradición durante la celebración de La Alvarada, una fiesta que rinde homenaje al esplendor medieval de la región y que en esta ocasión se celebra entre los días 26 de julio y 3 de agosto. Este evento, declarado de Interés Turístico Regional, no sólo conmemora el legado de Don Álvaro de Luna (figura clave del siglo XIV y que nació en estas tierras), sino que también invita a sus habitantes y visitantes a un viaje inmersivo hacia el pasado glorioso de esta localidad.

En este año, al celebrar su vigésimo quinto aniversario, La Alvarada promete ser más grandiosa que nunca. Las calles empedradas de Cañete, adornadas con banderines y estandartes, cobran vida con los sonidos y colores de un mercado medieval donde artesanos, comerciantes y artistas locales exhiben sus productos y talentos. Allí, desde cerámicas pintadas a mano hasta gastronomía diversa, pasando por artesanía de madera y fierro, joyería o tejidos, se muestran en cada puesto contándonos una historia que abrirá una ventana a una época medieval singular.

El aroma de la gastronomía típica flota en el aire, seduciendo a los asistentes a deleitarse con los sabores tradicionales. Los platos típicos de la región, sumados a los derivados del cerdo, las aves de corral y la carne de caza, además del vino de la tierra, serán importantes protagonistas en esta celebración. Cada bocado es un recordatorio de cómo la comida puede conectar a las personas con su historia, creando un sentido de pertenencia y continuidad cultural.

Mientras cae la tarde el ambiente se torna aún más mágico con la llegada de las antorchas que iluminan las callejuelas de la villa. A medida que el sol se despide, el resplandor de las tenues luces proyecta sombras esquivas entre los muros y vías estrechas del pueblo, creando así un ambiente de ensueño. A lo largo de las calles decoradas y congestionadas se mezclan grupos diversos y se aúnan el caminar de sus pobladores con la curiosidad de los visitantes, comenzando a actuar el sentir de comunidad e invitando a los presentes a unirse a la festividad.

Uno de los momentos culminantes de La Alvarada es, sin duda, la lucha entre caballeros a caballo. Este espectáculo, que rememora el arte de la caballería medieval, atrae a multitudes que se agrupan alrededor del improvisado campo de batalla. Los caballeros, vestigios de un tiempo en que la nobleza definía el orden social, desfilan ante el público con armaduras brillantes y estandartes ondeantes. La adrenalina se siente en el aire mientras los jinetes se preparan para disputar un torneo que combina habilidad, fuerza y estrategia. Con el sonido estruendoso de las espadas y los vítores del público, los luchadores demuestran su destreza sobre el lomo de sus corceles, reavivando la leyenda de la nobleza y la valentía que caracterizaban a aquellos tiempos.

La participación del pueblo es otro elemento crucial que convierte a La Alvarada en una celebración única. No se trata solo de espectadores pasivos; la comunidad se involucra activamente en la recreación de la historia. Desde la construcción de los escenarios hasta la organización de las actividades, cada miembro del pueblo contribuye a hacer de esta fiesta un evento colectivo. La Alvarada se convierte así en un espacio de encuentro intergeneracional, donde abuelos, padres e hijos participan juntos, transmitiendo tradiciones y valores.

Es importante reseñar que prima enormemente junto a la participación el hecho de que esos mismos participantes lo hacen en muchos casos representados por vecinos entusiastas que se visten con trajes de la época. Así, un paseo es un verdadero espectáculo visual que refleja la riqueza cultural de la localidad. Familias y amigos se reúnen en las aceras, ansiosos por capturar el momento con fotografías y videos, mientras los niños corren emocionados en busca de caramelos y golosinas o simples juegos entre la multitud.

A medida que la festividad avanza, los talleres de oficios tradicionales también juegan un papel importante en la pedagogía de la cultura medieval, pues permiten a los asistentes conocer de primera mano la destreza, creatividad e implicación de los maestros artesanos. Esta interacción práctica no solo fomenta la apreciación por las habilidades manuales, sino que también permite que las nuevas generaciones se conecten con su herencia cultural de maneras significativas.

Es innegable que La Alvarada no solo es una celebración, sino una experiencia que une a la comunidad alrededor de su historia compartida. Este evento ofrece un espacio para la celebración de la cultura y la memoria colectiva con espacio para la interpretación, la risa, el divertimento y la alegría contagiosa que emana de cada rincón de Cañete durante estos días es un claro indicativo de que, a pesar de los años que han pasado, el espíritu medieval sigue vivo y presente en la vida cotidiana de sus habitantes.

Así, al resaltar el vigésimo quinto aniversario de La Alvarada, queda claro que esta festividad no solo es un escaparate de la historia medieval de Cañete, sino un testimonio de la resiliencia y la pasión de su gente.
 
Y es que en un mundo que avanza rápidamente hacia el futuro, eventos como La Alvarada se convierten en anclajes que nos recuerdan la importancia de nuestras raíces y la belleza de nuestra herencia cultural. Por eso la villa de Cañete, con su fiesta medieval, nos invita a todos a recordar, celebrar y, muy especialmente, vivir la historia de primera mano y como protagonistas.

Enlaces de interés: