La pirámide de Cañete

Imagen de portada del artículo: La pirámide de Cañete

Texto y Fotos: Francisco J. Vázquez

A pocos kilómetros del municipio conquense de Cañete se encuentra el llamado Cerro del Cabezuelo, aunque su nombre más popular desde hace unos años es el de "Pirámide de Cañete". 

Se trata de una elevación controvertida por cuanto se encuentra relativamente aislada de otros montículos naturales, y porque su forma plantea dudas sobre si ésta es o no artificial. Esto es: es excesivamente simétrica, presentando bancales planos y parcialmente similares en tamaño que le dan un aspecto escalonado, y prácticamente en la cima se encuentran enormes piedras encajadas que mantienen su superficie plana sobre su cumbre, con un espacio rectangular de una veintena de metros aproximadamente por sus lados. Y a eso hay que sumarle que bordea el río Mayor, que fluye a sus pies a espaldas de la misma.

Este lugar saltó a la palestra a través del programa de televisión Cuarto Milenio donde, en 2015, se hicieron eco de las palabras de Manolo Abril, a la sazón el "descubridor" de tan peculiar emplazamiento, convirtiéndose rápidamente en un sitio "interesante para visitar". Y es que las teorías plausibles que Abril (estudioso de rincones apartados y desconocidos de la Serranía de Cuenca) presentaban el sitio como un posible reloj solar de dimensiones considerables. 

Se da la circunstancia que, durante el equinoccio de otoño, desde la denominada Cabeza de Don Pedro (una montaña situada al oeste de la ubicación del Cerro del Cabezuelo), se extiende una sombra al atardecer que llega a tocar la cúspide de la "pirámide". Además de eso Manolo Abril encontró en aquel lugar una moneda íbera, así como restos de una cerámica romana rota, un abalorio incompleto y una lasca de sílex perfectamente pulida. 

¿Qué ha dicho la arqueología del sitio? Pues ocho años después del boom del lugar tienen muy claro que la elevación es de carácter natural y que sobre ella, en algún momento anterior a la época romana, se edificó sobre el cerro una fortaleza que dominaba el valle, de tal forma que desde ese momento y hasta mediados de la Edad Media aquel emplazamiento fue militar, probablemente destinado servir como una especie de torre de aviso o atalaya para alertar de un peligro al cercano Castillo de Cañete, descartando la supuesta pirámide.

Queda pendiente que la administración pertinente destine fondos que permitan el estudio de tan singular paraje ya que a día de hoy sigue despertando curiosidad tanto en los que creen en la opción mística como en aquellos que simplemente gustan de la historia.    

 

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